Si estás siguiendo una dieta baja en histamina es fundamental asegurar el aporte de omega-3 a nivel alimentario o a través de suplementación.

Una vez diagnosticado el déficit enzimático, a través de la prueba genética o de la actividad de DAO en sangre, se empieza el tratamiento nutricional con una dieta baja en histamina y en otras aminas que también favorecen su acumulación. En la primera visita casi siempre recomendamos empezar una dieta de primera fase, es decir, una dieta más estricta. La elaboramos de forma totalmente personalizada, teniendo en cuenta el historial clínico del paciente, sus hábitos, sus horarios, su ritmo de vida, su actividad física, sus gustos y su economía. Además, en caso de necesitar requerimientos nutricionales específicos, los intentamos suplir a través de la alimentación, aunque a veces no es del todo posible y recurrimos a suplementación.

En este sentido, una dieta baja en histamina de primera fase suele prescindir de algunos alimentos que podrían provocar el déficit de determinados nutrientes. Estos tienden a ser:

• La vitamina D
• La vitamina C
• El calcio
• El hierro
• El omega-3

No obstante, existen alimentos o combinaciones de alimentos que son aptos en situaciones de déficit de DAO y que nos permiten aportar estos nutrientes. En el caso de la vitamina D tenemos la yema de huevo o en el caso de la vitamina C, el pimiento rojo.

Centrándonos en los ácidos grasos omega-3, EPA (ácido eicosapentanoico) y DHA (ácido docosahexaenoico), son ácidos grasos poliinsaturados esenciales, por lo que se deben aportar a través de la alimentación. Los omega-3 son componentes naturales de las grasas y los aceites. Forman parte de las membranas celulares y, por ello, son cruciales para el desarrollo del cerebro y la salud cardiovascular. Además, son los precursores de sustancias implicadas en la regulación de la presión arterial, la respuesta inflamatoria y la coagulación sanguínea.

Las principales fuentes alimentarias de omega-3 son:

• Pescado azul o crustáceos: los pescados azules como el salmón, la caballa, el atún blanco, la trucha o las sardinas son muy ricos en omega-3, aunque contienen niveles moderados de histamina. Los crustáceos, del mismo modo que las nueces, liberan histamina endógena tras su consumo. Por ello, es altamente recomendable no incluir ni pescado azul ni marisco hasta una segunda fase de la dieta baja en histamina y, cuando se incluyan, siempre deben ser frescos o congelados.
• Semillas de lino y chía: son ricas en ácido alfa linolénico (ALA), un tipo de omega-3 precursor del EPA y DHA. Las podemos encontrar en supermercados o herbolarios y añadirlas a nuestras ensaladas o cremas de verduras desde una primera fase, puesto que no contienen histamina. Eso sí, trituradas para poder aprovechar el ácido graso que guardan en su interior.
• Nueces: son otra gran fuente de omega-3 precursores de EPA y DHA, pero a pesar de que no contienen histamina en sí, producen una liberación de histamina endógena al consumirlas, según algunos autores. Por este motivo su consumo estará indicado según la fase de dieta que se esté siguiendo.
• Algas marinas: forman parte de la cadena alimentaria de los peces, así que gracias a ellas obtenemos omega-3 a través del pescado azul. También nos las podemos comer directamente y haremos nosotros la conversión de ácidos, aunque es cierto que deberíamos comer grandes cantidades de algas para llegar a la dosis adecuada de omega-3. Las algas más conocidas son la kombu, wakame, nori y espagueti de mar. Actualmente se comercializan suplementos de Omega-3 vegano y el origen está en la alga Schizochytrium.

Como veis, la obtención de omega-3 en una dieta baja en histamina de primera fase no es del todo fácil, así que en la mayoría de los casos aconsejamos añadir suplementación de omega-3 (de origen animal o bien de origen vegetal para quien lo requiera), sobre todo en las fases iniciales del tratamiento para asegurar unos niveles óptimos. A pesar de que en el mercado existan un gran abanico de opciones, será fundamental seleccionar aquellas que contengan el certificado IFOS como garantía de que cumple con los estándares de calidad, que contengan las dosis de omega-3 adecuada según la fase en que esté el paciente, así como un correcto ratio de EPA y DHA.

Como conclusión, deciros que una dieta baja en histamina puede comportar déficits nutricionales. Así que será imprescindible estudiar cada caso de forma detallada y personalizar las recomendaciones dietéticas de la mano de un dietista-nutricionista especializado en déficit de DAO.

Bibliografía

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